| · ANTES DEL 2005

HIJO DEL MUNDO

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    En las ciudades emergentes como Valencia, la uniformidad social va dando paso a un paisaje multirracial que crece a un ritmo acelerado. Aunque siga siendo curioso un anciano de color, en los colegios desde las primeras fases de la enseñanza, comparten clase niños de diferentes culturas. Esta generación más que la mía, tendrá la capacidad asumida de ver un niño de color que no pertenece a una nacionalidad africana, si no que como él ese niño es valenciano. En las ciudades emergentes las razas y culturas del mundo se comienzan a asentar, pero aún tendrían que pasar muchos años para que la mezcla de esos rasgos rompa la linealidad que marca la raíz de la inmensa mayoría. En ciudades como Paris, Londres o Nueva York, desapareció la raíz común que identificó en el pasado la mayoría. Los hijos del mundo se asentaron hace ya demasiado tiempo, y aunque en algunos ambitos sociales siguen estando ausentes, en el paisaje humano ya se aprecia disuelta la raíz dominante. Con la mirada de un niño, veo una simple diversidad de formas y colores. Ante los ojos de una persona que parte de una sociedad bebé y analiza una utópica sociedad adulta, en los metros de parís y Londres, ya no tiene sentido resaltar esa curiosa mezcla racial que anteriormente fotografié en blanco y negro, tan solo son personas de distintos colores y formas.

     

     

    París y Londres 2003-2005. Impresión sobre vidrio en caja de luz formato 20×30.

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GONZÁLEZ FORNES